Un año más, la llegada del verano ha vuelto a dejar al descubierto las graves carencias estructurales que afectan al servicio que prestan los giuardias civiles en todo el territorio. A pesar del aumento poblacional en zonas turísticas y la sobrecarga operativa en áreas rurales, la falta de efectivos y de recursos adecuados sitúa al cuerpo en una situación crítica que repercute directamente en la seguridad ciudadana y en la salud laboral de los agentes. Plantillas bajo mínimos y refuerzos inexistentes Numerosas unidades afrontan estos meses con efectivos por debajo de los mínimos operativos. En Murcia, se registran 186 vacantes sin cubrir. Los refuerzos anunciados por la Dirección General son los mismos agentes que el verano pasado renunciaron a sus vacaciones a cambio de una compensación económica que aún no han recibido. En Huelva, los 95 nuevos agentes son alumnos en prácticas, sin capacidad legal para patrullar en solitario, lo que no aporta un refuerzo efectivo a la seguridad ciudadana. En zonas como Badajoz, muchos cuarteles permanecen cerrados por falta de personal, lo que deja amplias áreas desatendidas durante horas, con tiempos de respuesta inaceptables. Condiciones laborales extremas e inseguras En plena ola de calor, muchos agentes desempeñan su labor en instalaciones sin climatización, con temperaturas superiores a los 40 °C, como ocurre en dependencias de la Comandancia de Alicante. Estas condiciones ponen en riesgo tanto la salud del personal como la calidad del servicio. Vacaciones renunciadas sin compensación Numerosos guardias civiles han aceptado voluntariamente aplazar o renunciar a sus vacaciones para reforzar el servicio estival, pero posteriormente se han modificado los criterios internos que regulaban esa compensación. Como resultado, los agentes han quedado sin descanso y sin retribución, un trato que consideramos inaceptable y desleal. Aunque la renuncia masiva ocurrió en 2024, el conflicto está plenamente activo este verano de 2025. Un modelo territorial obsoleto La actual estructura territorial, basada en un exceso de pequeños cuarteles con recursos insuficientes, no responde a las necesidades operativas actuales. Esta dispersión provoca que se mantengan instalaciones sin personal mientras se descuidan núcleos de población más necesitados de presencia policial efectiva. Algunas de las posibles soluciones para paliar esta nefasta situación: Aumento inmediato de personal operativo, no en prácticas, en todas las unidades afectadas. Reorganización territorial del despliegue, con una red de cuarteles funcional y bien dotada. Compensación automática y justa para los agentes que renuncien a vacaciones o asuman servicios extraordinarios. Mejoras materiales inmediatas, incluyendo aire acondicionado, renovación de vehículos y medios tecnológicos. Implantación de turnos dignos, que permitan la conciliación y reduzcan el desgaste físico y psicológico. Una situación límite Los agentes de la Guardia Civil afrontan otro verano sin soluciones reales. Los agentes siguen asumiendo la sobrecarga de trabajo sin medios suficientes, con riesgos crecientes para su salud y sin el respaldo que merecen. Esta situación no puede normalizarse ni tolerarse por más tiempo. AUGC seguirá denunciando cada una de estas deficiencias hasta que se produzcan cambios estructurales reales. La seguridad pública no puede mantenerse sobre la base del sacrificio permanente de sus profesionales.
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